La Isla Espíritu Santo
Por su belleza escénica, su estado prístino y su riqueza en biodiversidad y en historia, la isla Espíritu Santo, es considerada como una de las más hermosas e importantes del Golfo de California.
En realidad, se trata de un archipiélago formado por dos islas: Espíritu Santo, la más grande, y La Partida; tres islotes, La Ballena, El Gallo y La Gallina, que se encuentran frente al litoral occidental de la isla Espíritu Santo; así como dos promontorios rocosos llamados Los Islotes.
El archipiélago, de casi 102 km2 de superficie, se localiza a 25 km de la ciudad de La Paz, separada de ésta por el Canal de San Lorenzo.
Las pronunciadas entrantes y salientes en su costa oeste, que dan lugar a las diversas bahías, caletas, ensenadas y playas, enmarcadas por algunos acantilados y comunidades de manglar, así como el magnífico contraste entre los colores rojizos, grises y negros de sus rocas y el azul turquesa de su mar, hacen de Espíritu Santo un lugar excepcional.
El complejo insular es refugio de 233 especies de plantas, 2 de anfibios, 27 de reptiles, 90 de aves —entre residentes, andantes y migratorias— y 9 de mamíferos; algunas de esas especies son endémicas de la zona y otras del lugar.
En las aguas que lo rodean, habitan, se reproducen y se alimentan 248 especies de algas, 216 de moluscos — entre las que destacan las ostras perleras—, más de 500 especies de vertebrados marinos, incluyendo tiburones y rayas, y 5 especies de tortugas marinas. Entre las 15 especies de mamíferos marinos que están presentes en el área, destacan 4 de ballenas, además de una colonia de lobos marinos.
Mención especial merecen las colonias de corales rígidos y blandos, que son uno de los mayores atractivos del lugar. A pesar de que estas formaciones no cubren grandes extensiones, alcanzan valores de conservación equiparables o aún más altos que los presentes en otros arrecifes.
Con la finalidad de proteger y conservar esa inmensa riqueza y diversidad, en mayo de 2007 la zona marina que rodea al archipiélago, fue decretada como Parque Nacional Marino del Archipiélago de Espíritu Santo.
En 1535, Hernán Cortés la llamó “Isla de las Perlas” por los ricos comederos de madreperla que había en el litoral occidente, pero, fue hasta 1632, cuando la isla fue bautizada Espíritu Santo por Francisco de Ortega.
Con el descubrimiento de la riqueza perlera de Espíritu Santo y sus islotes, inició un período de explotación intensiva de los placeres que incluso se acrecentó durante el siglo XVIII hasta casi agotarlos. Posteriormente, a finales del siglo XIX, en la ensenada de San Gabriel se estableció la Compañía Criadora de Concha y Perla de la Baja California uno de los primeros emporios perleros del mundo, de la cual aún queda una parte de los viveros en ruinas.
Gracias a ese esfuerzo, así como a la declaración de las Islas y Áreas Protegidas del Golfo de California, en 2005, como Patrimonio Mundial de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), hoy el archipiélago y el parque marino de Espíritu Santo, son un laboratorio vivo para la investigación y un paraíso para la observación y la recreación de las presentes y futuras generaciones.